Jorge Hdez's profile

Las letras gritan

...

"Que mejor deseo, que preguntes lo que deseo"
...



                           Dos entes, notoriamente de mundos lejanos, historias paralelas que mutuamente 
                           se repelen pero que en algún punto, inesperadamente se funden.

                           Dos amantes que se mantienen distantes pero que se miran de reojo una y otra vez, 
                           guiñándose, coqueteándose. Uno solo espera, el otro tiene miedo.

                          Del miedo surge ira y de ella el repudio. Al final aceptan que se quieren, y que el viaje 
                          ya fue largo, llegado el momento dejan de negarse, se resignan y al fin se encuentran.

                          Una se llama vida a la otra le dicen muerte.
...


El sueño que el hombre no escuchaba

Tu cabeza ha estado dando vueltas por horas, estas es tu cama un tanto incomodo, tienes a tu chica a un lado, ella duerme profundamente, hace frío y te cubres la cabeza, al hacerlo te descubres los pies

– ¡Maldita sábana! –

Te encojes para cubrirte bien, al instante inesperadamente caes en un sueño profundo, inmediatamente imaginas que el mundo está cerca de llegar a su fin, y que con ello, tu existencia en el ahora no tiene ningún sentido; imaginas que los mares se secan y que no habrá más vida en ellos; imaginas que los bosques están completamente quemados, los animales que en él habitaban están extintos, y por fin, la humanidad llegará pronto, muy pronto a su aniquilación.
Ahora despiertas, sigue haciendo frío.

– ¡Maldito frío! –

Te sientas justo a la orilla de la cama, muy despacio sabes que ella se pone histérica, por un segundo reflexionas lo que has experimentado, lo creíste tan real que una lagrima cayó de tu ojo izquierdo pero que hábilmente un dedazo disimulado secó, una pequeña sonrisa.

– Fue solo un sueño –

Despreocupado te levantas, aunque desanimado ir por un café a la cocina al despertar se ha vuelto ya una rutina, recargado en el lavaplatos tras el primer sorbo notas un brillo inusual que entra por la ventana que da al comedor, si esa que ocupas para ver a Mónica tu vecina y mejor amiga de Lucy tu chica salir casi en calzones a recoger el periódico cada mañana, extrañado te acercas sin saber que esperar, al llegar, un resplandor te impidió ver de inmediato, paulatinamente recuperas la vista y al hacerlo no das crédito a lo que estás observando. Árido, desolado, un área que supondría no haber recibido una sola gota de agua en siglos, grietas tan definidas que pintan una imagen cuasi artística; la luz resplandeciente surge de un implacable sol en su punto más alto, libre de cualquier nube que pueda opacar su majestuoso poder.
De inmediato, corres a la puerta de salida que se encuentra a escasos metros de donde estás, al abrir te das cuenta que eres un diminuto punto en medio de un inmenso desierto solitario, piensas.

– ¿Qué pasó aquí?, ¿En dónde estoy? –

Por un momento intentas salir pero al dar el primer paso la temperatura del suelo quema la planta de tu pie derecho tan fácil como la mantequilla en un sartén hirviendo, con un grito desgarrador das un salto hacia atrás, caes sentado y regresas a la seguridad de tu casa que extrañamente se encuentra con la misma temperatura baja con la que te despertaste, es imposible que Lucy no haya escuchado tu grito pero instintivamente intestas llamarla y despertarla pero de tu boca no sale más que un agudo chillido, si, quedaste afónico de un solo grito, no soportas el dolor, empieza una caída lenta y obscura pues de tal magnitud es tu dolor que has caído desmayado.
Despiertas, entrecierras los ojos, piensas en el dolor que te hizo desmayar, sospechosamente no sientes nada, abres bien los ojos y vuelcas de un movimiento tu mirada a tus pies, todo está bien, y hablo literalmente ¡En verdad todo está bien!, ni una sola gota de sangre, ni un mínimo rasguño, tus cuerdas vocales funcionan perfectamente y te dices:

– Pero… ¿Qué carajo me paso?, ¿Cómo es que pude sentir tanto dolor?, ¿Es posible que haya sido solo un sueño? –

Te levantas, todo a tu alrededor luce normal, dudoso de si te encontrarás con el mismo paisaje apocalíptico que viste anteriormente te acercas a la ventana, lo que ves ya no te emociona como antes, es Mónica levantado su periódico como cada mañana, con calzones nuevos por si te lo preguntabas; te diriges a tu habitación y ves a Lucy, está dormida sin saber si quiera que estabas tirado, inconsciente y babeando en el suelo, olvidado como condón usado en medio de la sala, no la quieres despertar, no le gusta que la despierten si no es estrictamente necesario, temes a que se enoje y no te haga la lasaña que te prometió desde hace ya tres días, preocupado pero resignado sigues adelante con la tediosa rutina que te espera y que por supuesto ya odias, es importante mencionar que tus pequeñas vacaciones mentales duraron tan solo 2 minutos 34 segundos exactamente, para ti pasaron horas pero amigo mío eso no lo sabrás nunca.
Día siguiente, y como si rebobinaras esos casetes viejos de VHC que grabaste  a los 5 años, que muestran un cumpleaños que no recuerdas, esos ladrillos de plástico que ya te dijeron que tiraras pero no lo haces por mera nostalgia, pasa exactamente lo mismo: la pesadilla, te levantas, lloras, el café, la ventana, el suelo seco, el sol, la quemada, el dolor, el desmayo y si, como la primera vez ¡nada!, fue un sueño, un delirio, esquizofrenia.

– ¿Será un tumor? –

No lo sabes, bien no lo sabemos pero de nuevo te callas y vas sin más por tu hermosa rutina asesina que ya abrazaste como un amor tóxico que te va destruyendo de a poco, pero con amor.
Ya pasaron 21 días mi estimado caballero.

21 días consecutivos de la misma experiencia extrasensorial pero que por tus huevos no le dices a nadie, según tú no quieres preocupar a nadie, 21 días de amanecer en el suelo de tu casa, quizá deberías dejar una almohada extra para mañana, seguro reduce ese dolor de nuca que ya empiezas a percibir, pero venga a seguirle que tu rutina no se va a hacer sola y tienes que salir a cumplirla.
Esa noche al llegar a casa, después de pensarlo todo el día en la oficina ya te decidiste, estás cansado, harto de pasar por lo mismo todas las mañana desde ya hace casi un mes, (bueno, de ver a Mónica en calzones no, si de experimentar una quemadura de tercer grado y despertar en el suelo con dolor de cuello), le cuentas a Lucy lo que te está pasando, al hacerlo ella te escucha con desgana, aunque nota que algo malo te pasa, te ve sorprendida, un poco preocupada, entonces te interrumpe sonando un poco alterada.

– ¿Es en serio?, ¿Has estado pasando por todo eso durante semanas y no me he dado cuenta?, dime ¿Sigues fumando la porquería que vende tu primo?, ¿No estarás haciéndome otra broma patán? –

No Lucy, no te está engañando, no es una broma, si, es un patán eso ya lo sabes pero lo que te dice es verdad, ha estado teniendo esos escapes mentales que ocasionan que despierte en el suelo. Desde luego al escuchar tu historia completa aunque un tanto escéptica, a partir de esa noche Lucy promete estar pendiente de ti.

Transcurren los días y como sabes Lucy no es de las que tenga el sueño ligero, que se despierte con el mínimo movimiento, así que han pasado tres días más sin cambio alguno y tú ya hasta quitaste todo mueble en el que puedas caer y ahora si lastimarte de gravedad, es más, ya hasta pediste una alfombra a medida, pachoncita fue la palabra que utilizaste, es posible que te hayas resignado y hasta te haya gustado amanecer adolorido.
Cumples un mes con tu problemita y ahora si te sientas con Lucy a platicar para intentar descubrir lo que está ocasionando tu aventura diaria a los confines de tu mente y que por supuesto ya te están dejando estragos.
Lucy solo te ve sin ponerte mucha atención, es posible que esté pensando en el proyecto que tiene que terminar y tú no la dejas, la ves y te das cuenta, olvidas por un segundo tus problemas y la comprendes.

– Hace un rato ya que no nos sentamos a platicar más de 10 minutos –

No solo eso compañero, hoy ninguno de los dos se dirigió la palabra más que para despedirse en la mañana y saludarse a tu llegada, de eso han pasado ya 3 años, tal vez hoy se ven como parte de esa maldita rutina como tú la llamas, el desinterés del uno por el otro ya supero cualquier intento de mejora, ¿eso te caló? ¿verdad?, algo tienes que hacer lo sabes, pero hoy no será y ni hablar, no queda de otra que ir a dormir, tu intento de conversación fue tan mala que ni te diste cuenta cuando Lucy salió a hablar por teléfono. Te dejó hablando solo.

El día 32 llego mi amigo, has cumplido un mes ininterrumpido de tus viajes, deberías celebrar, anoche no quisiste cerrar los ojos y pudiste mantenerte despierto, dio resultado, esta vez te escapaste de andar por tu casa sonámbulo y aunque funciono sabes que no podrás mantenerte así por más de dos días, sin embargo, inmediatamente luego de horas y horas de intentar descifrar los mensajes en tu cabeza te has dado cuenta de que todo lo que has estado pasando debe tener un motivo y mejor aún deduces que definitivamente tu vida es el reflejo mismo de ese sueño recurrente, te sientes atrapado en una rutina que te mantiene alejado de lo que verdaderamente quieres, tan solitario como en un desolado desierto; lo sigues pensando y te das cuenta que el único dueño de lo que suceda en tu mente eres tú y que si el sueño es un reflejo de la vida que llevas entonces debes empezar a hacer cambios en ella para poder curarte, tu mente es tan poderosa que puedes hacerlo tan real como tú quieras, es aquí donde te iluminas y concluyes:

– ¿Puede ser algo tan sencillo de deducir la solución al problema?, ¿Es posible que si puedo soñar y vivir en algo tan malo como para lastimarme, también pueda soñar en algo completamente distinto y placentero?­ –

Si algo bueno, algo que no te dañe, algo que realmente te haga sentir bien, que te agrade y apasione, a partir de aquí deberías hacerlo, debes pensar en algo que siempre hayas querido, cierra tus ojos, empieza a soñar; Ahora:

¿Qué tan real es?


...



¿Por qué morir sentado?

...



                                          Dicen saber lo que siento, saber lo que quiero pero que saben ellos de mí, 
                                          si de principio yo no sé nada. Los observo a diario, todo el tiempo señalándome 
                                          el camino. 

                                          Es buena pauta lo sé pero quien dice que es lo correcto, por qué marcar una 
                                          línea recta si alrededor de ella veo un bosque virgen que deseo profanar.

                                          Quién fue el irresponsable que pidió que lo siguieran, quién marco la ruta 
                                          y la señalo como “la buena”; si de lo bueno surge lo que veo, quiero ser 
                                          malo y convertirme en caos.

                                          Al final quién soy yo, una simple hoja de papel, en blanco por supuesto, que 
                                          anhela escribir en ella su propia historia.






Las letras gritan
Published:

Las letras gritan

Published:

Creative Fields