Vidas II

Decidió que se dejaría crecer la barba.
Larga.
Muy muy larga porque en Berlín hacia frío y lo del bigote no le funcionó... No abrigaba lo suficiente.
Así que se imaginó con una barba hasta los pies.
Algo que le pudiera calentar un poco. Una barba-bufanda.

Aquello empezó a crecer de una manera loca con la lluvia y cuando llegó el verano se puso tan contento con el sol, que la barba se le volvió un jardín de flores.

Entonces los niños le miraban y yo me reía.

Lo que más me gusta de él es que le gusta decir palabras muy rápido una detrás de otra:
pastel/cordillera/salpimentar/calabaza/circuito/watermelon/caballito/seísmo/azucarera/caribe/tormenta/albereda/rotkohl/pimiento/paspartú

Palabras sin ningún tipo de coherencia entre ellas. (A veces se traba la lengua con algún pétalo de flor.)

Su palabra preferida es persiana...

Imaginatelo, al pobre, en Berlín, con su palabra favorita: Persiana...
No se si lo sabes, pero en Berlín no hay persianas. (O al menos no demasiadas) Ironías de la vida.

Le gustan también las camisetas hawaianas y las cosas así, quiero decir, todo lo que roza un poquito lo feo... A mi también (amo los jerseys de lana un poco ridículos) por eso nos entendemos.

Por eso y porque le gusta decir palabras muy rápido una detrás de otra y a veces se traba la lengua con algún pétalo de flor:
persianapersianapersianapersianapersianapersiana...

La historia empieza con un hombre que entra en un ascensor y se encuentra dentro a una súper modelo. Y el hombre le dice: Hola. Mira, una cosa . No quiero que pienses que soy un lunático ni nada parecido. ¿Lo vas a pensar? Bueno, no importa. Escucha. A mi me encantan las frases hechas. Así, en general. Todas. No creo que eso sea tan raro, ¿Lo es? Me gusta mucho “se me llevan los demonios”. Da susto. Y es muy expresiva. ¿ No lo piensas igual? Se me llevan los demonios. Imagínate si se lo llevaran de verdad. Se enfada tanto que aparecen un montón de demonios y se lo llevan. A lo escandaloso. Menudo enfado más increíble. Hay que enfadarse mucho para que aparezcan un montón de demonios y se te lleven. En serio. Por eso me gusta mucho. Pero me gustan todas. También me encanta “tener pájaros en la cabeza”. Una persona que tiene pájaros en la cabeza. Según lo mires puede ser muy poético o puede dar miedo. Como esa vagabunda de Solo en casa 2. Esa tenía pájaros en la cabeza. Un montonazo de palomas. Aunque luego era buena. ¿Sabes de quién te hablo? Bueno da igual. Era una broma. Un ejemplo de broma. Lo que quiero decir es que si yo voy por la calle y me aterrizan un montón de pájaros en la cabeza no me parece muy diferente de que aparezcan un montón de demonios para llevárseme por que me he pasado con mi enfado. A eso me refiero con que da miedo. ¿Me sigues? Lo que quiero decir es que, claro, también puedes imaginarte un montón de pajaritos preciosos revoloteando alrededor de la cabeza de alguien. Pájaros llenos de colorines sobre la cabeza de alguien despistado pero contento. Pájaros sin enfermedades, claro. No palomas. Pájaros preciosos. Y es distinto. Es bonito, ¿no? La de los demonios es imposible hacerla bonita. Pero la de los pájaros sí. Es ambigua, ¿no? Y es por eso que me gustan las frases hechas. Todas. ¿ A ti que te parecen?

MR Perfumme
Vidas II
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Vidas II

Vidas. Belén Segarra.

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