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El entorno gráfico publicitario es una constante cotidiana. Nos envuelve y condiciona, estimula nuestros deseos y provoca nuestras reacciones. Pero no es eterno, sufre un proceso de novedad, asimilación y olvido. Un deterioro.
El entorno gráfico publicitario es una constante cotidiana. Nos envuelve y condiciona, estimula nuestros deseos y provoca nuestras reacciones. Pero no es eterno, sufre un proceso de novedad, asimilación y olvido. Un deterioro.
La serie Fragmentos se desarrolla como un ejercicio estético acerca de este deterioro. Son superposiciones, diferentes imágenes cuyo inicial contexto comunicativo pasa a ser una mezcla sin sentido aparente perdiendo su función inicial y dando lugar a un nuevo lenguaje. Es dentro de este proceso donde fotografía, tipografía y elementos de la cultura popular se funden con la mancha y el color dando paso al collage, la abstracción. El mensaje queda así transformado, se convierte en un conjunto de nuevas sensaciones dentro de un contexto artístico que da un sentido renovado a nuestros referentes iconográficos.
El mensaje publicitario despierta el deseo, el deseo mueve al hombre. Fragmentos es lo que queda del deseo.