Pálidos insectos se prendieron de tu carne, hicieron de tu cuerpo el santuario.
Yo quise acariciarte, borrar la huella de los hombres de tus labios, entregarte
niña y no muchacha a la entraña de la tierra. Así como eras, te ibas. Así me
decía, herida junto al cuerpo, crecidas ya las larvas en tu pecho.
Yo quise acariciarte, borrar la huella de los hombres de tus labios, entregarte
niña y no muchacha a la entraña de la tierra. Así como eras, te ibas. Así me
decía, herida junto al cuerpo, crecidas ya las larvas en tu pecho.