Basado en el poema de Miguel Falabella, “Saudade” es un pequeño libro artesanal que rescata los miles de significados que podría tener la palabra. Para ello, el libro personifica una caja toráxica como máquina de sentimientos, desde donde el corazón y la respiración, reflejados en los movimientos de una diagramación y tipografía inconstantes, le dan vida a la angustia, nostalgia, alegría y recuerdos que expresa.
Asimismo, el contenido gráfico que acompaña el libro, de gama monocromática, extiende esa sensación corporal, desde los elementos más pequeños y abstractos que componen al ser humano (componentes atómicos y alveolares), transformándose en los distintos tejidos de nuestra naturaleza (óseo, muscular y dérmico)
RESPIRACIONES DESIGUALES
La necesidad de plasmar esa ansiedad y nostalgia que transmite el poema al ser leido, o que uno mismo siente al estar entre esos dos sentimientos, quería transmitirla en las desiciones editoriales del librillo. El concepto general de todas las desiciones tipográficas no es más que el sentimiento mismo de una respiración ahogada, en medio de la nostalgia y la tristeza.
El tema de la hostilidad se resolvería más adelante, en los ritmos desigualmente marcados por la misma tipografía. Con un puntaje mínimo, apenas legible, el cambio de las cajas tipográficas son las que, a pesar de la legibilidad de la fuente, no permiten en algunas ocasiones leer el poema. De esta manera, las letras y las frases se alejan y acercan entre sí, en otras ocasiones se acercan, y lo hacen de tal modo que hasta se cruzan. A veces son incluso repetitivas y casi que se convierten en un patrón y en otras son tremendamente solitarias, según la variación del espacio entre sus líneas. En medio de todo esto, la cajas tipográficas hacen uso de la extensión de uso de la fuente, utilizando así las letras regulares, las cursivas y las negritas.
UNA CAJA TORÁXICA
El proceso editorial se apoyó en las desiciones gráficas y en los acabados mismos. El librilllo se convierte en ese sistema contendor de organos, que además hay que entender que va desde lo más microscópico de nuestra misma esencia (lo atómico), hasta lo más visible y común (la piel). Una vez más se quería jugar con esa dualidad entre la hostilidad y la bondad del sentimiento. Fue así como las imágenes, en medio de lo dicho de un camino de lo micro a lo macro, empezaron siendo fotografías abstractas que representaban lo atómico, pasando por la estructura alveolares que se dan dentro del pulmón (como el organo pilar de la respiración, collages de costillares, fragmentos musculares, la sangre y la piel. Todas esas imágenes, bien fueran fotografías o imágenes intervenidas fueron buscadas tanto en el lenguaje médico, como en las formas visuales cotidianas. Se destaca así la similitud que tiene un arbol al sistema alveolar, o los pedazos de carne que cuelgan en las carnicerías como parte de nuestra misma humanidad.
Se diseña un libro en blanco y negro, casi como fotocopía, como sinónimo referente a una radiografía de esta caja toráxica. Por su lado, los acabados del libro no tenían otra intención que apoyar todo ese universo viceral y corpóreo. Impreso en un papel blaco, como representación del sistema óseo que le da estructura a la caja toráxica, el librillo tiene sus guardas, intermediarias entre hojas y portada, en un color rojo simbolizando la sangre, mientras que su portada, apenas con el nombre del poema, se sustenta en el color que en castellano se conoce como ‘piel’. El cierre lo hace su encuadernación, cosido en hilo de color negro a nueve puntos, y con hilos sobrantes en las punta, como analogía de los puntos y cierres de una cirugía, tras un tejido lastimado.
