Desde sus inicios en los años 90, la cátedra de diseño grafico Wolkowicz tomó la polemica decisión de suministrar una droga a sus alumnos.
Esta droga, según explican los docentes, le permite al alumno experimentar e innovar de forma tal que sin este fármaco sería humanamente imposible.
En la tercer clase del año, cuando ya se dividieron las comisiones y muchos dudosos dejan la materia, los docentes le entregan a cada alumno la cantidad de 10 (diez) comprimidos para que este racione durante toda la cursada, teniendo en cuenta que el cuerpo genera una resistencia a la sustancia a medida que se consume la droga, la dosis debe aumentar para que surta efecto.