En 1.927 nace la peña más antigua del Real Madrid, le suceden en los años 30 y 40 las peñas que se fundan en las dos Castillas, en los 50 se fundan Peñas madridistas en Cataluña, Galicia, País Vasco, Valencia, Baleares y el resto de comunidades.

 

El club tiene que regularizar la creación de tantas peñas y pone condiciones, como por ejemplo que deben de estar constituidas por más de 50 personas, disponer de una sede social donde reunirse, indicar el nombre que le van a dar a la Peña recordando que no está permitido utilizar un nombre que tenga ya otra Peña, ni el de un jugador, ya sea en activo o veterano, del Club, redactar el acta de constitución y elaborar unos estatutos.

 

Nacen nuevos canales de unión entre los aficionados y el equipo de fútbol. El socio es la máxima representación pero ante el número de personas que solicitan su ingreso el Club tiene que inventar nuevas fórmulas, como el carnet de simpatizante o el carnet de madridista, que no genera los mismos derechos. Los poseedores de éstos “títulos” tienen preferencia respecto a los simples aficionados que no tienen vinculación con la entidad pero que les gusta el Real Madrid C.F.

 

Se empieza a crear una ciudad a través de los impulsos de los peñistas, sin darse cuenta están cambiando el concepto de vida que se tenía, las generaciones venideras hablarán de ésta “explosión” generada por las Peñas como la época de la creación y de los cambios en las costumbres de los seres humanos.

 

Se deja de entender la peña como un simple grupo de personas, se convierte en un ente capaz de generar ciudad y a su vez capaz de modificarla. Madrid no se entiende sin ella. Las peñas son el pilar básico actual cambiando las costumbres, las conexiones, las infraestructuras y el horizonte de lo que jamás se hubiese imaginado.

Todo ello repercute en la ciudad: se tienen que crear aparcamientos disuasorios para los autobuses que transportan a las peñas, se debe escoltar a la caravana de aficionados que entran los días de partidos por todas las carreteras de acceso a la capital, se regula el tráfico y la delegación de gobierno tiene que preparar dispositivos especiales de seguridad y asistencia médica para tratar de solucionar los problemas planteados.

 

El estadio Santiago Bernabéu se queda pequeño ante los éxitos de su equipo de fútbol y tiene que ampliar sus localidades, la ciudad crece entorno al campo y comienzan la construcción de altas torres para poder albergar a innumerables personas que acuden a los partidos.

Nace la lucha por buscar las mejores ubicaciones y el poder presenciar el espectáculo de la mejor manera posible.

Los equipos que se enfrentan al Real Madrid C.F. hablan de acudir a una guerra que en cierto modo se vive en el estadio y sus alrededores, la ciudad está tomada de tal forma que la afición rival casi no puede acceder a su ubicación y sus cánticos quedan difuminados ante la batalla madridista que se libra en cada partido.

 

El mundo entero se hace eco de la noticia y convierten la guerra del fútbol en un conflicto bélico con carácter mundial, ni los más mayores recuerdan situaciones parecidas de los anteriores conflictos mundiales.

 

El futuro pasa por un entretenimiento y no por una lucha, por una distracción o una atracción común por el fútbol, por crear una arquitectura armónica y donde todos tengan su espacio. Las peñas son el gran impulso de las entidades deportivas y de los equipos que seguirán luchando por ganar títulos y trofeos pero que tendrán que serenar sus “armas” para no llegar a guerras mundiales como la que se vivió en el año 2050.