Jeison Rodriguez's profile

Sexualidad, género y prácticas muisca

Sexualidad, género y practicas sociales en la epoca muisca 
un relato traído de pasado por la mística de los tunjos
Entre susurros de tierras antiguas y la danza de sombras de una sociedad distante, el relato desvelará los secretos cuidadosamente guardados de la vida, el amor y las costumbres que dieron forma a una civilización única, permitiendo que la mística de los Tunjos sea el faro que ilumine nuestro viaje.
Era ya pasado el mediodía, cuando comencé a sentirme mareado, una especie de somnolencia me invadía el cuerpo, todo sucedió en ese justo momento que salí del museo del oro, caminando por el parque Santander me sentí débil y ya en la séptima comencé a escuchar pitidos que me ensordecían, aligere mi paso y me dirigía a la estación que lleva el nombre de este museo. Pague mi pasaje y me dispuse a esperar el F23 con destino a mi hogar, me sentía mal y aborde el primero que pude observar.

Ya dentro del bus todo me comenzó a dar vueltas, me senté en una silla que me cedió un señor, quede justo contra la ventana, cuando de repente escucho unas extrañas risas y unos extraños cosquilleos que subían por mis piernas, de repente seis seres dorados y con aspectos metálicos estaban encima de mi regazo. Una sensación de sorpresa y espanto me dejaron pasmado unos instantes.

Antes de que volviera del shock, uno de estos me mira fijamente y los presenta a todos con una voz potente diciendo –Hola, somos los tunjos– claramente no identificaba estas figuras más que detrás de gruesos vidrios  y en una especie de inercia, continuo diciendo –Hemos salido del museo escondidos en tus atuendos– el que hablaba tenía un aspecto poco usual con collares, orejeras un bastón en su mano izquierda y un tocado en su cabeza.

–Queríamos salir un poco de esas urnas de vidrio– dijo, continuo explicando –ya bastantes de nosotros hemos estado encerrados en urnas mortuorias por mucho tiempo, hasta que los arqueólogos nos sacaron y pusieron juntos en ese museo– los otros observaban todo con detenimiento, las calles, los edificios, los coches y las luces de los semáforos.


Le pregunte sobre sus atuendos a lo cual respondió con una voz serena –los tunjos éramos ofrendas, que la gente depositaba en los santuarios, lagunas y sepulcros para obtener favores de las deidades, somos retratos de los oferentes, en mi caso soy la representación de una cacique–, –una– pregunto, mientras le explicaba que según lo que me habían explicado los caciques eran solo hombres, la observo con detenimiento y veo que la representación de sus genitales es una vulva lo cual confirma la idea de caciques mujeres.

Observo a los otros y es evidente la relación de los genitales con el sexo, aunque no necesariamente con las actividades desempeñadas o por lo menos con lo que me habían explicado años atrás en el colegio, había una guerrera también, la cual comento que las mujeres también participaban en la guerra. 

Me explica ella –En nuestra cultura la mujer podía desempeñar papeles de producción más que de reproducción– ósea que podían ser agricultoras o guerras aunque los papeles políticos los desempeñaban los hombres ya que la mujer no podía, aunque la línea de herencia era matrilineal –Esto no significaba que fuésemos una cultura matriarcal– le pregunto por qué a lo cual me dice –las mujeres éramos también oprimidas había poligamia para uno solo de los géneros y este no era el femenino, además habían castigos en los que se nos acusaba de pecadoras como lo era tener dos hijos de un parto ya que era visto como un exceso de lujuria por parte de la mujer y al segundo que naciera lo sacrificaban– me sorprendo al escuchar estos comportamientos.

También había dos figuras con la representación de falos aunque una de ellas llevaba lo que parecían ser senos, y el otro que no contaba con ninguna de estas dos formas de representar el género típicas de estas representaciones muiscas. Y había otra que me parecía más llamativa aún era un ser de dos caras. 

Los observe y les pregunte sobre la forma en que estos fueron representados, uno de ellos me responde el que parece no tener género dice que él no es el único, –inclusive he escuchado hablar entre los arqueólogos de una tercera identidad en estos en nuestros tiempos, debido a que figuras –como yo– no se pueden diferencian además de por los aditamentos y usos de estos dentro de un orden religioso o político el cual estaba enmarcado exclusivamente para los hombres, aunque hay mujeres con aditamentos de cacique estas solo eran las esposas del cacique y no tenían injerencia en la política ya que se le asociaba con lo natural y al hombre con lo cultural, me cuenta también que las prácticas sexuales eran bien vistas antes del matrimonio aunque tenían reglas estrictas para la práctica de las relaciones sexuales

Me cuenta que la homosexualidad era una práctica que estaba mal vista por su cultura al ver que dos hombre iban tomados de las manos, –nuestros vecinos, los laches, si realizaban este tipo de conductas, para eso las mujeres en nuestra cultura eran libres y podían tener bastantes relaciones hasta encontrar a quien les desposase– dice también que las mujeres debían ser fieles y solo los caciques podían tener varias mujeres pero solo una esposa la otras eran en unión libre, interrumpe aquel que tenía la representación de falo y senos –había ocasiones en que la natura era generosa– refiriéndose a los hermafroditas pues de estos hay variedad de representaciones. La figura dual habla con una vos distorsionada pero aun así casi celestial y repetida – la idea del equilibrio ha sido adora en muchas culturas como en la nuestra– lo miro y recuerdo a la cultura de la india donde se adoran a las personas que nacen siameses.



De repente el que siempre estuvo callado, y parecía era una representación de un hombre o miembro simple de esta comunidad pues no traía consigo ninguna decoración o aditamento que lo hiciera ver relevante más que su miembro viril, abre la boca y me dice –está bien joven– y siento que empiezan a sacudirme – Ya estamos en el portal– prosigue la voz adormitado entreabro los ojos y veo al señor que me cedió el asiento. Me incorporo asombrado y bajo del articulado, con los recuerdos de ese extrañó sueño.
*
-O.P




Sexualidad, género y prácticas muisca
Published:

Owner

Sexualidad, género y prácticas muisca

Published: