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Bonita mujer, la fuerza del amor

Bonita mujer, la fuerza del amor
por Tatiana Castillo

Este libro está dedicado a todas las mujeres guerreras que se pierden en el servicio y el amor a los demás, olvidándose de sí mismas como mujeres. También está dedicado a los niños, quienes son preciosos tesoros de la humanidad, a los que enfrentan retos y una discapacidad, a las personas que están a cargo; pero dan todo su amor para ser felices. A las personas que recuperan su ser, su amor y su vida para empoderarse mientras reconocen sus habilidades para sacar lo mejor de sí por amor. 

Frases inspiradoras del libro, reflexiones del autor:

“Con el tiempo, me di cuenta que no podía cambiar lo que hay a mi alrededor, pero sí puedo cambiar lo que hay dentro de mí”.
“Todos los sueños son posibles y comienzan con la magia de creer en tí”. 
“Te conviertes en un creador de milagros en tu vida, afectando de forma positiva la vida de los demás”. 
“Cultivar la fe es el más grande de los regalos que te puedes hacer a tí mismo”. 
“La fe es creer y esperar lo bueno, lo cuál es justamente necesario para que lo bueno se manifieste en tu vida”. 

Agradecimientos:

Al maestro Navarro: por hacer posible este sueño, por acompañarme en el proceso y sacar lo mejor de mí en este libro. 
A Carmen Estuardo: por su apoyo incondicional en Carreto, que tuve por su apoyo, entrega y su hermosa capacidad para poder amar. Lo cual me ayudó a que estuviera aquí cumpliendo mis sueños.
A mis padres: Omar Castillo Prado y Silvia Prado, por el regalo de ser su hija.
Por último: a todos los que me apoyaron en este proceso, gracias.





Prólogo:
Esta es una novela escrita por Tatiana Castillo Prado en noviembre de 2021. 
Bonita: mujer, la fuerza del amor, relata la historia de una mujer que enfrenta su vida con mucha valentía y que logra, con su fe, transformar su vida y la realidad en la que vive; con esto, mejorará la vida de su familia y de sus hijos. 
No libre de retos, pero su relación con Dios y el apoyo de su esposo, logra sacar adelante a sus hijos con capacidades cognitivas y autismo adelante, a través de la fuerza del amor.
Con esta novela se darán cuenta que todo puede ser mejor si se unen en el amor y cultivan la fe de querer y esperar lo bueno. Que lo disfruten.

Capítulo I: El comienzo de tu historia

Un día de fin de semana como cualquiera en que el sol brillaba de forma especial, las nubes se veían más blancas mirando al cielo. En aquella mañana de noviembre, algo grande estaba a punto de ocurrir.
Aquella mujer estaba en el auto con su esposo, ya que las contracciones estaban a todo lo que daban; una nueva vida venía al mundo y a punto de nacer. Llegaron al hospital público, comenzaron a monitorear sus contracciones. 
Las contracciones y el dolor eran cada vez más fuertes. La bebé, por su parte, no quería nacer. Algo pasaba y tomaron la decisión de llevarla al pabellón de urgencias para una cesárea. 
Los latidos de la bebé bajaban su frecuencia. Después de unos minutos, ya realizada la cesárea, una hermosa bebé con el cordón umbilical enrollado en el cuello, había estado a punto de asfixiarse por la espera; sin embargo, esta guerrera luchó por estar ahí y venir a alegrar la vida de sus padres. Un hermoso regalo y milagro acababa de ocurrir.
Dios permitió que esa alma viniera a este mundo a llenar de bendiciones y de luz a sus padres, así como a cualquiera que se encontrara en su camino. Un milagro de vida; la historia se escribe hoy.
En el momento de nacer, siempre te guiará la luz de la vida: tu ángel guardián. Confía en él, pues él te protegerá. 

Capítulo I, parte I: papás desde el corazón 

Descubriendo al mundo. 
Después de este evento todo parecía nuevo; el matrimonio, la paternidad y esta criatura que venía al mundo descubriendo sentidos, olores y sabores.

Todo era un canal para conocer al mundo, donde por  magia divina y decisión del altísimo se había permitido todo sentimiento y sensaciones.
Durante sus primeros años, llenos de alegría y bienestar, creció con inocencia y sencillez. Juntos vivimos el día a día con el único objetivo de pasarla bien, de ser felices.
La libertad e inocencia del corazón, hacen que sea un período inolvidable para que podamos enfrentarnos a los primeros retos. El apoyo de nuestros padres se hace viral para salir adelante y formar nuestro carácter.

Capítulo I, parte II: La niñez, primeros retos

La primera experiencia al entrar al colegio. 
La alegría de la niñez, la espontaneidad y querer experimentar todo lo que era ser niño, también se vio reflejado al entrar a la escuela. La niña quería jugar la mayoría del tiempo para no permanecer sentada; entonces, comenzaron sus primeros retos.
Tenía caídas frecuentes, pero entrarán en su vida personas que apoyarán su proceso además de sus padres. Entre ellos encontramos profesores, pedagogos, neurólogos y terapeutas.
Valeria tenía consciencia de sus limitaciones y aunque le echaba ganas, no entendía por qué le costaba tanto alcanzar sus metas. Finalmente, todo esto pasó para que ella pudiera disfrutar su infancia como muchos niños de su edad.
Conforme pasó el tiempo se dio cuenta de que le costaba escribir, ya que tenía dislexia. Ella solía cambiar los números al leerlos y mostraba dificultad con los textos; sin embargo, logró aprender a leer. 
Pese a todas las dificultades que mostraba, se enfocó en sus habilidades. Debido al hambre que había generado por aprender, comenzó a estudiar los libros y leía en voz alta fluidamente.
Inesperadamente para todos nosotros, el lugar favorito de Valeria en la escuela era la biblioteca.
Todo nació del descubrimiento de Valeria cuando era pequeña, puesto que gracias a sus dificultades, solo dependía de ella misma para tener un buen desempeño académico. Tener buenas notas era su responsabilidad, ya que todos los niños esperaban tener excelentes resultados académicos.
Ella solo podía esperar un milagro para poder pasar de curso y esto marcó su vida para siempre. Todo lo que pasara a su alrededor dependería únicamente de su persona. 
Finalmente, pasó el tiempo y Valeria pudo aprender a escribir gracias a todo el empeño que le dedicó. Este proceso resultó difícil, pero se vio acompañada de una psicopedagoga, así como el apoyo que le brindaba su madre cuando la ponía a escribir todos los días una copia para mejorar su ortografía y letra. 
Fue duro entender que necesitaba superarse a sí misma; sin embargo, esto la llevó a entender que necesitaba recorrer otros caminos. 

Capítulo I, parte III: Construyendo mi camino, desarrollando habilidades

Los padres de Valeria siempre se encontraban preocupados por que Valeria disfrutara su niñez, así que la inscribieron en presentaciones de teatro para que pudiera manejar sus miedos y ansiedad.
Esta acción pudo ayudarla a afrontar las dificultades que se le planteaban en la vida y darle un propósito que se plantea desde muy pequeña. El taller se encontraba ubicado en el Teatro Moneda, en Santiago de Chile. 
Para Valeria, este teatro era un refugio para crear sus sueños y hacerlos realidad. En aquellos tiempos cuando el teatro hacía sus presentaciones, el clan infantil se encontró con un maniquí de una actriz chilena, Liliana Ros (Audio 004, 9:40), el cual causó susto y curiosidad en los niños; finalmente, el profesor junto con el director lo sacaron de ahí debido a que en la noche se presentaba una obra de teatro en el mismo lugar.

Recuerdos inolvidables para Valeria. Ese día, tanto ella como su grupo prepararon un ejercicio de actuación donde conectaron con sus emociones, agradeciendo las lindas amistades que formaron hasta hoy en día.
Agradece la capacidad de creer en ella para aprender a sanar. Si tienes un sueño, debes luchar por él con todas las fuerzas de tu alma y de tu corazón. Ahora que es adulta, entiende esto no solo como un juego, sino también,  una herramienta para visualizar aquello que se desea. 
Su pasión por escribir la llevó a contar historias y cuentos de ficción que existían solo en su mente e imaginación. Sin saber mucho, dejaba que su corazón hablara. 
Había pasado algo de tiempo y ya estaba en octavo básico, a punto de pasar a primero medio. 




Capítulo II: Adolescencia, enfrentando nuevos retos

Valeria a sus 15 años era aceptada en su colegio por aquellos tiempos. Comenzó una nueva etapa en un entorno completamente nuevo para ella. 
Existían compañeros densos que dificultaron las cosas, pero a su vez, tenía compañeros que podían hacer su estancia mucho más amigable. Este colegio fue de paso en realidad, pues hubo un compañero que tenía mucha envidia de ella, así que optó por poner en su mochila lápiz y dinero de otra compañera; aunque intentó defenderse, no fue escuchada.
Una vez que fue cambiada de colegio, aprendió la disciplina de estudiar diario gracias a los buenos hábitos que había adquirido. Afortunadamente, todo mejoró ahí y en su adolescencia encontró un cambio muy importante; su primer amor.

Capítulo II, parte II: Enamorados por primera vez

Durante ese verano vivió las experiencias más lindas y bonitas de su vida. En la casa de campo, ella disfrutaba con sus padres y primos; sin embargo, sucedió un momento mágico. 
Ella por primera vez conocería el amor. Pasaron las dos primeras semanas en paseos a caballo por el campo y el pueblo. Valeria se perdía al amanecer y llegaba al atardecer; disfrutaba la naturaleza, la riqueza de su gente y la humildad. 
Esta región se encuentra en Valparaíso, hacia el norte en la provincia de Petorca, llamado Chincolco. El papá de Valeria y su madre son de estos andares, su hija desde pequeña sintió este pueblo como suyo. 
Cuando solía pasar por estos lugares se robaba todas las miradas de los transeúntes por su sensualidad y belleza. Los fines de semana por la noche solía salir con sus primas a un lugar cercano donde se tocaba música y solían bailar. La juventud se juntaba en ese espacio llamado: El Rincón Criollo. 
Aquellos días fueron los mejores de su vida, mientras disfrutaba con amigos. En ese momento, dos miradas se cruzan y el amor nace en un segundo. Valeria y Alejandro cruzaron sus miradas y se dieron cuenta de que algo pasaba cuando estaban juntos. 
Alejandro se tomó el atrevimiento de ofrecerle cabalgar mientras que por medio de miradas y coqueteos, la seducción comenzaba a andar. Tras cabalgar un rato, se bajaron del caballo y mirándose a los ojos, dieron su primer beso.
Valeria, con solo quince años, logró sentir mariposas en su estómago. Tenía una sensación de alegría que nunca había experimentado; después de dos horas, ya había oscurecido y los padres de ambos estaban preocupados. 
Emprendieron la travesía, el aire limpio con un cielo hermoso azul y unas nubes blancas, invitaban a despedir el día. Todos los jóvenes subieron y al llegar pudieron ver cómo el sol se ocultaba entre los cerros. Se tomaron de la mano y terminaron su día con un beso.
El despertar del siguiente día fue mágico, amaneció sintiéndose amada y deseada; era lo máximo para ella. Por un momento, pensó que todo lo había soñado y bajo su almohada encontró una rosa junto con una carta de amor dirigida hacia ella; entonces, pudo darse cuenta que su sueño era real.
Ese día en el desayuno se enteraron que habría un festival en el valle de los Olmos y el clan juvenil debía presentar un baile, por lo que lo prepararon de una cantante Chucha, la cual estaba de moda.
Valeria gozaba con los ensayos y, cuando tenían armado el equipo de baile se dieron cuenta de que necesitaban una doble; Valeria audicionó y lo disfrutaba. Ella estaba preciosa y Alejandro no podía dejar de admirar su belleza. Antes de la presentación fueron a despedirse con un beso. 
Ella podía lograr cualquier cosa que se propusiera; todos los milagros son posibles si puedes creer en tí mismo. En la noche mientras admiraban la luna, Alejandro y Valeria sellaron ese día con un beso.

Capítulo II, parte III: Verano en familia, recordando amores

Al siguiente día, estaban preparando un paseo en familia. Muy temprano, adultos y jóvenes partieron al Pedernal a pasar un día hermoso por las montañas a respirar aire puro, contemplando el paisaje para poder poder ver lo bello y bonito que era sentirse vivo.
Las madres prepararon el almuerzo y los jóvenes fueron a una poza de agua cristalina. Luego de almorzar, fue una tarde de baños y de juegos. Valeria y Alejandro se perdieron, por lo que no podían encontrar el lugar para volver. Entrada ya la noche, comenzaba a hacer frío y sus abrazos se sentían bien, ya que se encontraban en la oscuridad del lugar a temperaturas muy bajas.
Caminando, encontraron entre las rocas un lugar donde pasar la noche; Alejandro, con un encendedor y un poco de madera logró encender una fogata. 
En el lugar, abrazados y entre besos, pasaron la noche a punto de entregarse el uno al otro; mientras tanto, toda la familia los buscaba. Siguiendo el camino y las pistas en plena noche estrellada, pudieron ver las siluetas a lo lejos. Valeria y Alejandro se dieron cuenta de que los habían encontrado. Los familiares sintieron gran alivio al encontrarlos, ya que hacía un buen rato que los estaban buscando. 
Acamparon todos en la cueva y organizaron un campamento con lo que había mientras esperaban el amanecer. Solo les quedaba agradecer por estar bien. 
Esperaban con ansias volver a la casa de campo que los estaba esperando después de toda esta aventura. Llegar a casa se sentía como si hubiera pasado mucho tiempo por la intensidad de las emociones. 
Pasó el tiempo y debían despedirse, puesto que Valeria debía partir a la capital. Al momento de separarse, se despidieron con un beso. 
Todo el verano había fluido para disfrutar juntos.
Sin dejar de mirarse el uno al otro, tenían algo más que una simple atracción. Se amaban.
Y, cuando llegaron a la casa de campo a acostarse, no podían dejar de pensar en el otro.

Capítulo III, parte I: la primera vez, un encuentro al corazón.

¿Cómo describir lo que solo se puede sentir desde la conexión del corazón y dos almas?
El goce, la entrega, la ternura y la pasión fueron la base de este encuentro que Valeria y Alejandro se daban el uno al otro.
Nunca en su vida se habían sentido tan plenos y dichosos como a la mañana siguiente. Eran muy diferentes después de lo vivido, pues fue como tocar el cielo con las manos.
Este cambio lo notaron todos sus allegados. Desde ese momento ya nada sería igual; se pertenecían el uno al otro.
Al otro día, solo con la despedida se abrazaron a su promesa de amor. La promesa de volverse a ver después de regresar a la rutina de la ciudad.

Capítulo III, parte II: el nacimiento de un matrimonio y la respuesta a una promesa de amor.

Sorpresas y más sorpresas. Luego de que Valeria y Alejandro volvieran a su vida normal antes de conocerse, Alejandro había dejado una novia con la cual tenía que terminar para comenzar algo serio con Valeria, por otra parte, Valeria llegó a su sactividades, feliz y emocionada para contarles todo lo increíble que le había pasado en sus vacaciones de verano.
Alejandro habló con su novia y ella le comentó que estaba embarazada. Quedó desconcertado y no supo cómo reaccionar, por lo que salió huyendo del lugar donde se encontraba hablando con ella.
Todos quedaron desconcertados sin entender qué pasaba. Un amigo suyo salió a buscarlo para saber qué había sucedido
A la salida del colegio, Alejandro se armó de valor para decirle a sus padres lo sucedido. 
Los padres de Alejandro citaron a los padres de Estrella para hablar de esto. Sus padres no querían que se casara porque él amaba a Valeria; sin embargo, él sí debía asumir su paternidad pero no debía vivir infeliz casado con Estrella. 
Al final, aceptaron que apoyara como padre del niño que venía pero no como pareja de Estrella.

Capítulo IV: La tristeza de un corazón roto. 

Valeria en el colegio, disfrutando de la compañía de sus amigos, contando lo maravilloso que había sido el verano, organizó una fiesta en el colegio donde todos los jóvenes se sentaron a celebrar el inicio del año escolar. 
Llegó el fin de semana y todos se prepararon para el evento, Valeria portaba un vestido muy hermoso color lila, con el que lucía como una princesa. En la fiesta, a lo largo del camino, pudo ver que Alejandro se encontraba con sus amigos; se emocionó tanto al verlo, que sus manos comenzaron a sudar. Se acercó a él con un beso y comenzaron a bailar.
Alejandro caminó con Valeria hacia un lugar más privado, para poder contarle que su ex-novia estaba embarazada.
A Valeria se le rompió el corazón, pues ambos sabían que se amaban.
Valeria abandonó el lugar rumbó a su casa y a su madre le llamó la atención que llegara tan temprano de la fiesta. Apenas llegó le dijo todo a su mamá; diciendo que en la fiesta lloró amargamente y que prácticamente no pudo dormir en la noche.
Alejandro le pidió a sus padres que hablaran con Valeria para que lo perdonaran, por lo que prepararon una cena invitando a los papás de Valeria para que escuchara a Alejandro.
Los padres de Valeria accedieron dejando en claro que la decisión era solo suya., pues era tarea de Alejandro conquistarla y que ellos apoyarían la decisión de su hija. 
A la mañana siguiente tuvo una larga charla con su mamá como nunca antes le había ocurrido en todos sus quince años. 

Capítulo IV, parte II: la magia del amor

“Chiquita”, le llamó su madre.
—La maravilla de encontrar el amor verdadero ocurre una vez en la vida y muy pocas veces se vuelve a repetir —. Comentó su madre. 
—No pierdas la oportunidad de amar y dejarte amar, de ser feliz
Su madre le hizo ver que la situación del pasado es el pasado. Su madre le hizo ver que si lo amaba tanto para aceptarlo con la historia de su pasado y bajo sus términos. Valeria respondió que se ama en los momentos gratos y felices, pero también en los difíciles. Eso es amar realmente.
Valeria también dijo que lo amaba a pesar de todo con todas las fuerzas de su corazón y su alma.
Ella decidió abrir su corazón y apostarle al amor. Le pidió a sus padres que los apoyaran para platicar de corazón a corazón.
A la mañana siguiente, Alejandro estaba con un ramo de rosas y chocolates, esperando a Valeria.
—Me haré responsable de mi hijo, pero a quien amo es a ti —. Exclamó Alejandro.
Valeria solo respondió con un dulce beso y pasaron la tarde paseando. Esta fue una tarde mágica de compartir su vida y planear su futuro.
Después de todo esto, la ex-novia de Alejandro se enteró de la visita que tuvieron; por lo que decidió ir a arreglar cuentas. Así que esperó a Valeria a la salida de la escuela; se armó un alboroto muy grande.
Estrella se acercó a Valeria para agredirla, por lo que los amigos de Valeria fueron a defenderla.
Estrella decidió amenazar, argumentando que no sabía qué le esperaba. Valeria solo fue a casa, pero en el camino se encontró a Alejandro, optaron por comentar lo sucedido.
Una compañera de Valeria llegó con la noticia de que había ido a la fiesta de una amiga de Estrella y contó que no estaba embarazada. Lo había inventado para atrapar a Alejandro y quedarse con él.
En el verano se enteró de su infidelidad y esta era su venganza. 
Valeria no podía entender cómo alguien podía mentir así solamente por un capricho. Valeria le pidió a su amiga que fuera a hablar a las 6 PM con Alejandro, así escucharía las cosas de su boca.

Capítulo IV, parte III: conociendo la verdad

En la tarde de ese mismo día, Alejandro llegó a casa de Valeria y se reunieron a conversar con la amiga de Valeria, quien le contó todo a Alejandro. Sin pensarlo, al escuchar a la amiga de Valeria, se dirigió a la casa de Estrella a enfrentarla.
Antes de llegar a su casa, en el camino encontró a un chico que la abrazaba y besaba, comprobando que lo decía la chica era verdad.
Él esperó un rato después de que el chico se fuera, apareció en su casa y le reclamó todo lo que sabía, pues todo era un engaño y manipulación de su parte.



Capítulo V: Planes de boda

Después de todos estos acontecimientos y pasados tres años, Valeria y Alejandro preparan su boda. Se prepara una cena de compromiso y petición de mano, pues se reúnen las dos familias para ser testigos de su compromiso y amor.
Alejandro entonces le pide a Valeria que se case con ella.
Este tiempo pasó muy rápido y ya se acercaba el tiempo de la boda y a días de casarse, Valeria se da cuenta que está embarazada, por lo que decide comunicárselo a Alejandro. 
Prometieron dar la noticia durante la boda. Su vestido era hermoso y sus ojos tenían una luz especial. 
Su padre se la llevó en el carro para entregarla a su prometido. Sus amigos y familiares esperaban a la novia para entrar a la iglesia.
Aquel día fue mágico… un día muy especial y la respuesta a una promesa de amor. Pero la historia que los convertiría en seres extraordinarios estaba a punto de comenzar. 

Capítulo V, parte II

Inicia la aventura para dos personas. Los primeros días fueron mágicos, llenos de cariño, respeto y pasión.
Despertar juntos era como tocar el cielo, disfrutaron al máximo su luna de miel pero había que tocar los pies en la tierra de nuevo. Valeria por más que se esforzaba en tener un lugar acogedor para darle un gusto a Alejandro, se enfrentó con el primer reto que era cocinar; pues no sabía hacerlo.
Siempre terminaba comprando comida preparada, al principio Alejandro tuvo paciencia, pero el concepto de que la mujer debe hacer las cosas de la casa sola, fue haciendo difícil la relación. Alejandor intentaba solucionar los retos diarios pero Valeria sentía que era un desastre, ya que ella estudiaba, su madre venía a ayudarla para recoger la casa.
Alejandro criticaba que la casa no estaba limpia y se molestaba porque debía hacer las cosas de la casa y no su madre. Atrás había quedado la relación mágica y maravillosa que había quedado en el noviazgo; por fin se estaban conociendo.
Por lo que se enfrentarán a múltiples cosas como matrimonio.





Capítulo V, parte III: primeros retos de la relación en matrimonio.

Además de todos los retos que se habían dado por lo duro que era vivir en pareja, Valeria con cinco meses de embarazo, su madre y Alejandro la acompañaron a la primera ecografía para conocer a su hija, así que les comunicaron que iba a ser una niña.
Sus rostros cambiaron bruscamente porque el doctor descubrió que la bebé venía con microcefalia y una malformación en el corazón. 
Su embarazo fue considerado como un de alto riesgo. Ella no sabía cómo solucionar las cosas, más que llorando. Esto los aleja más como pareja, al tiempo ella solo sentía un dolor muy grande en el corazón.
La niña debía estar en reposo, así como Valeria. Aún con todo esto, sacó su semestre adelante y lo logró.
Alejandro se alejó un poco de ella y dejaron de amarse como antes. Pasaron los meses y dio a luz a su pequeña princesa, Valeria Carolina. Los médicos le dijeron que no tenía expectativas de vida y que lo más probable era que muriera, pero que lo mejor era que lo hiciera en su casa. 
Esto descolocó a la madre quien estaba feliz de tener a su hija en sus brazos. Pasó de la alegría más hermosa a la tristeza más desgarradora. 
Ella solo podía disfrutar el tiempo con su hija, al haber tenido un parto normal, ella sentía mucho dolor, pero era más el dolor de perder a su hija.
De vuelta a casa pudo notar como su pequeña niña se despedía. La niña había dejado este mundo.
Valeria no pudo parar de llorar pues tenía su corazón partido en dos. Necesitaba cambiarle la ropa al cuerpo inerte de su princesa. Incluso hoy en día, ella se pregunta cómo es que pudo aguantar tanto dolor; sin embargo, agradeció el regalo de ser madre y poder haberla conocido.
A ella no le quedó más que agradecer y refugiarse en la oración.

Capítulo V, parte IV: despidiendo a un ángel que llegó a sus vidas.

Si bien, no existía físicamente, estaba ahí para darle a sus padres un nuevo sentido a su humanidad y a su historia. Su vida nunca sería la misma después de la muerte de su primera hija. Valeria solo pudo refugiarse en él para poder sanar su corazón destrozado, así seguiría adelante con su vida e historia.
Después de estos eventos, llena de dolor le entregó todo su dolor a Dios y a su madre, pidiendo fuerza para seguir adelante.
Este acto de abandono y fe, le alivió el alma; puesto que todas las semanas iba al santuario para agradecer y encontrar la paz que tanto necesitaba.
Aún no tomaba la decisión de volver a sus estudios; sin embargo, pensar en ser profesional y poder ayudar a otros, le permitía sobrellevar el propio dolor. Finalmente decidió volver en honor a su hija.
Sus compañeros se portaron muy bien y recibió el apoyo de todos ellos. 
Después de años y esfuerzo por fin logró ser orientadora familiar, esto le sirvió para enfrentar lo nuevo de su vida que estaba a punto de iniciar.
Una vez graduada, Valeria trabajó en una institución donde dio lo mejor de sí; sin embargo, su relación estaba cada vez más distante. Alejandro solo buscaba refugiarse en su trabajo, mientras se alejaba de ella. Valeria iba con un psicólogo para calmar su dolor. 
Después de dos años, Valeria volvió a quedar embarazada y agradeció a Dios la nueva oportunidad que le daba la vida de volver a ser madre.

Capítulo V, parte V: volviendo a nacer

Ellos estaban felices con la noticia de volver a tener un hijo. Alejandro fue al médico y pudieron acercarse un poco más, teniendo alegría en sus ojos. 
A la semana siguiente se dirigieron al santuario para dar gracias por esta nueva aventura de ser padres que iniciaban juntos. Al cuarto mes, el doctor les comunicó que venía con una microcefalia y un problema en el corazón; sin embargo, la actitud de su madre no sería la misma de resignación, pues quería luz y esperanza.
Decidieron creer y esperar lo bueno para su hija.
El universo ordenó todo para que las cosas fueran de lo mejor pese a los retos.
Abandonados en manos de Dios, Valeria se dirigió al santuario a rezarle a Jesús y su madre que tanto padeció a su hijo, ella consagró a su hija con la virgen para que la cuidara, la protegiera y se abandonó a la voluntad divina, esperando con fe que todo esto pasaría para que se le permitiera ser madre.
Fue así que si su hija sobrevivía, ella le pondría María Belén en honor a la virgen, esto marcaría la vida de María Belén y su madre Valeria.,
Los meses siguientes fueron de dolor pero ella ya no era la misma. Comenzó a hacer de la oración su más grande aliado. Esto fortalecería el creer que algo bueno pasaría aunque todo se tornara oscuro. 
Ver la luz en medio de tanta oscuridad es un privilegio de los que deciden creer. Ella decidió creer para crear, afectando de forma positiva a todas las personas que se topan con ella.
El doctor les dijo que el pronóstico no era alentador. Si nacía, no viviría mucho; justo como la otra hija de Valeria.
Nacería con parálisis cerebral o moriría al nacer. Los doctores mencionaron que hubiera sido mejor si la hubieran abortado. 
Valeria sacó sus garras y dijo que no, que reconocía a su hija y la amaba. Disfrutaría de ella el tiempo que estuviera con ella.
Ella tenía una mirada distinta en sus ojos. Tenía el convencimiento de fe por amor de que todo con su hija iba a estar bien.
Cobró vida la frase de reflexión al inicio de este libro: “Quizá yo no puedo cambiar lo que hay a mi alrededor, pero sí lo que hay dentro de mí”. Ella ya no era la misma, era más valiente y decidida.
Así, desarrolló su valentía y tenacidad para sacar adelante a su hija. 

Capítulo V, parte VI: acercándose el momento de dar a luz, donde la fe y el amor lo son todo

La muerte de Valeria permitió que cambiara algo en el corazón y en el interior de su madre, quien construyó una relación con Dios. De forma que cambió como ser humano, humanizando su corazón. 
Valeria solo sentía que todo su cuerpo pedía expulsar a María Belén: apenas nació, la tuvieron en una incubadora durante 15 días. Le administraron suero y la ayudaron a alimentarla ya que si le daba pecho era muy probable que muriera de un paro cardíaco. 
La asistente social llamó a Valeria para ver si quería dar a su hija en adopción; ella dio un rotundo no. Ella quería estar con su hija.
Todos recibieron felices a la princesa mientras esperaban. A los pocos días comenzaron los controles médicos con una distinta rama de doctores. 
Valeria y su mamá comenzaron a ir a los controles, madrugando para ver si se encontraba bien. Fueron momentos mágicos de mucho esfuerzo para Belén, así como constancia y paciencia de su madre.
Ella amaba la fuerza que tenía Belén para abrazar la vida.
Una vez que pasó el tiempo, Belén aprendió a caminar con las terapias. Producto de esto, Valeria ya no estaba tanto en casa; estaba descuidada. Salió a relucir la verdadera y oculta cara de Alejandro. 
A Valeria la hacía limpiar más de dos veces y si no hacía caso, se ponía agresivo porque no se hacía su voluntad. Ella solo estaba al servicio y a la entrega de su hija, mientras se alejaba de Alejandro ya que sentía que no merecía ese trato tan duro. 



Capítulo VI, parte I: Abriendo el corazón

Belén poco a poco fue saliendo adelante, a los 10 meses de nacida la operaron del corazón, mientras que había periodos de resistencia. Valeria como madre, debía estar cuando se enfermaba Belén, durmiendo en el hospital y cuidándola día y noche.
Aunque estaba sola, porque Alejandro nunca la acompañó en el proceso, pero agradeció el apoyo de sus padres en cada momento, así como de muchas personas que estaban ahí aún sin conocerla a ella o a su hija.
Valeria vio a su hija en el jardín. Estos días fueron de luz y de entrega, Alejandro y Valeria vivían cada quien en su mundo.
Alejandro tenía mucho dolor acumulado y no tenía las herramientas para ser el esposo fuerte que ella necesitaba; se refugió en el trabajo para tratar su dolor.
Todo esto hizo que se fijara en otra persona para olvidarse del dolor que llevaba dentro.
Se ocupaba de satisfacer las necesidades de Valeria, pero ella necesitaba compañía que le diera fuerza en el proceso; cuando su hija cumplió un año, la llevó al santuario para dar las gracias.
A sus dos años y medio de casados, Valeria se enteró de que Alejandro tenía un amante. Esto fue razón para que fuera a vivir con sus padres; mientras ella se dedicaba a sacar adelante a su hija, él se revolcaba con otro.
Alejandro perdió a su amada y a su hija, por lo que se dio cuenta de lo que hacía mal, así que empezó su plan de reconquista.

Capítulo VI, parte II: A la conquista de un amor perdido

Alejandro al darse cuenta que había perdido todo, decidió ver por su hija y apoyar a Valeria.
Era justo en ese momento que tomaba consciencia de que debía ocuparse de su familia, no solo en lo económico, también en lo afectivo.
Dio lo mejor de sí mismo, transformándose en alguien mejor por la fuerza del amor. 
Comenzó a acompañar a Valeria a los controles médicos de su hija, fue un padre presente en la vida de su hija. Era el compañero que Valeria necesitaba.
Alejandro comprendió a la mujer que había dejado ir y quería estar presente como amigo y compañero para ella, como fue antes de que se casaran.
Logró salir de sí mismo para recuperar esa hermosa capacidad de amar que se había perdido en el tiempo, como la pérdida de su primera hija.
Valeria y su hija seguían viviendo en la casa de sus padres; en una ocasión mientras Valeria llegó del trabajo y Belén dormía, Alejandro estaba abajo con flores y chocolates para que ella lo perdonara y ser quien debía ser para con su familia.
Valeria no pudo dormir esa noche, pensando en Alejandro. Ambos pasaron un fin de semana, sintiéndose el uno al otro como la primera vez. Ella tomó la decisión de volver a la casa junto con su hija.
Todos los días tomaban desayunos juntos y Valeria dejaba a su hija en el jardín de niños; mientras que Alejandro pasaba a buscarla. 
Esto fortaleció aún más su relación de pareja, ya que con solo una mirada sabían lo que el otro quería o necesitaba.
Una vez que Belén tenía 4 años, Valeria descubrió que tenía otro embarazo. ¡Qué felicidad!
Alejandro acompañó a Valeria a todos los controles, estaba con ella de la forma más hermosa, pues él reparó su lejanía con Valeria y su hija; reconociendo que había causado dolor en ambas. Jamás renunciaría al mayor regalo de su vida, que era ser padre.
Él vivía una vida con propósito, el cual era servir y amar al otro.

Capítulo VI: Una nueva vida, nueva historia y nuevos desafíos.

En aquellos tiempos, una vez que por fin fueron el matrimonio y familia que siempre soñaron construir; mientras cenaban con la familia de Alejandro, Valeria sufre un mareo y se desmaya. 
Valeria contó que no se sentía bien, con náuseas, vómitos, acidez y mareos. Por lo que deciden asistir al doctor, quien, después de sus exámenes, comentó que ella estaba embarazada de su tercer hijo. Alejandro le dijo a Valeria que nunca más estaría sola y que todo sería distinto.
Pasó el tiempo y volvieron a ir al doctor. Él le comentó que era un varón con microcefalia, pero su corazón estaba bien.
Alejandro acompañó a Valeria a talleres de preparación para contarle a Belén que tendría un hermano y se encontró muy feliz. Una vez más, fueron al santuario para agradecer el milagro de ser padres.
Llamaron al niño Sebastián, como su abuelo. Lo consagraron a Dios como un hermoso regalo.
En el parto, Valeria disfrutó al máximo la llegada de Sebastián, porque pudo amamantarlo. Su conexión era maravillosa, ya que con María Belén no pudo darle pecho. Posteriormente, Sebastián también fue derivado a múltiples estudios y comenzaron un nuevo camino con su hijo.
Su hijo nació entonces con hemofilia, el cual era un problema con hemorragias espontáneas. Cuando Sebastián comenzó a gatear, tenía que traer rodilleras, casco y equipo de seguridad completo.
Él presentaba problemas para comunicarse con el mundo. Mientras crecía, Sebastián presentaba muchos síntomas de su condición y a Valeria siempre se le rompía el corazón.
Alejandro fue el apoyo de Valeria, puesto que realmente se amaban, así que comienzan a llevarlo a terapia, para ayudarse ellos y poder ayudar a su hijo.
María Belén era feliz con su hermano y entendía que él necesitaba más atención de sus padres. Pese a lo difícil y rescatando lo bueno, los hizo más fuertes como familia.
Sebastián fue a una escuela especial, así como llevaba un tratamiento para la hemofilia. Alejandro y Valeria lograron establecer un vínculo mucho más fuerte que antes por todo lo que les tocó enfrentar. Comenzaron a ver que la más pura belleza es la que nace del interior a través de sus actos.
Pudo por fin ver la belleza de Valeria en su corazón, así que la apoyaría y acompañaría en este nuevo proceso, el cual los ayudaría a crecer como pareja y familia.
Unidos como familia, comenzaron a disfrutar de días más allegados el uno al otro; inclusive, pudieron irse a la playa durante 15 días. Ellos entendían que todos los milagros eran posibles con la fuerza del amor.
Tuvieron que volver todos a sus actividades y se acercaba el cumpleaños de María Belén. Ella se encontraba feliz, pues era amorosa, tierna y afectiva; amaba mucho a sus padres y su hermano. Después del cumpleaños de Belén, fusionados aún más como familia, se dio otro evento en el cual Valeria estaba embarazada nuevamente, lo cual llenó de alegría a todos.

Capítulo VII: La consolidación de una familia; el reconocimiento del amor. 

Alejandro y Valeria, ya mucho más unidos, aceptaron con alegría la noticia de ser padres. Él había aprendido a ser proveedor pero también el hombre que Valeria necesitaba para formar una familia juntos. logró sacar a sus hijos adelante para ser mejores niños.
También pidió ayuda para ser mejor padre, por lo que entendió que ambos debían sacar a sus hijos adelante; debían procurarse como pareja y dar lo mejor de sí.
Este nuevo ser que viene en camino llega a una nueva familia que lo amará mucho. El varón que venía en camino, Alejandro lo bautizó como “Arturito”, al igual que sus hermanos, venía con microcefalia, por lo que venía muy pequeño en su nacimiento.
Estuvo en incubadora durante dos semanas después de nacido. Su madre iba a visitarlo al menos 4 veces al día para amamantarlo, ya que el hospital se encontraba cerca de su casa. 
Valeria y su fortaleza espiritual de creer y esperar lo bueno aún en la realidad más abrumadora, inspiraba a otros cariño y respeto.
Ella tenía el cariño de su esposo y sus padres, así como una relación muy bonita con Dios desde hace varios años.
El niño, como todos sus hermanos, recibió ayuda especial para salir adelante. Ella y su esposo llevaban a su hijo a las terapias para salir adelante.
Alejandro, siempre presente con sus hijos y valorando el trabajo de su mujer, siempre estuvo presente. Él por fin entendió que la belleza de Valeria se encontraba en su amor y su inmensa capacidad de creer para crear.
Inaudible 16:30, audio 3 Eso había conseguido Valeria en él, con la fuerza de su amor y de ser mujer. Así, vivirían al máximo sus vidas.
Ellos se unieron con mucho amor, hablando desde la voz de la experiencia en un libro que crearon, titulado: “Cómo ser papás, un esfuerzo en el amor”, donde cuentan cómo se superaron a sí mismos en el encuentro con el otro y el amor a sus hijos.
Finalmente, Arturo también tendría una condición de autismo, pero lograría salir adelante junto con sus hermanos.
El amor todo lo puede, todos los milagros ocurren cuando nacen del amor sincero y desinteresado que solo busca el interés del otro.
Todo es posible si se unen en el corazón, no solo por su amor, sino por la entrega de su corazón. La fuerza del amor es la verdadera belleza del alma. 

Contraportada
“Bonita; mujer, la fuerza del amor”, muestra la historia de una mujer con una gran fortaleza espiritual que logra a través del amor transformar su vida y la vida de los otros. Tomando la decisión de creer para crear, transformándose a sí misma y afectando de forma positiva su propia vida y la vida del otro. Dejando en claro que la belleza se encuentra dentro de tu interior y esto es lo que te hace brillar. 
Bonita mujer, la fuerza del amor
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