DESTINO INCIERTO
Cuántas carreteras, cruces y bifurcaciones. Cuántos bosques, ríos, montes… hemos atravesado, sin ser conscientes que, para ello hemos dejado a cada lado toda esa naturaleza que nos envuelve, aunque sin opciones la hemos apartado, ya que no nos lo hemos cuestionado.
Bizkaia y sus localidades, cada una con sus detalles, todas ellas entrelazadas mediante calzadas. ¿Qué otra forma, si no, para poder atravesarlas?
Mediante las carreteras y todas las infraestructuras que las acompañan (señales, gasolineras, áreas de servicio o descanso, …), hemos antropizado el paisaje, creando cortes y contrastes sobre él. Con este proyecto se ha querido reflejar la complejidad de los caminos que hemos creado tan similares a la vida y a las relaciones humanas. Mediante la superposición de imágenes, se muestra como algo que a primera vista puede ser claro y organizado, como es un rumbo que se coge en una vía y al final, puede convertirse en algo caótico y confuso.
Se han mezclado imágenes fijas, con tomas de movimiento, para asemejar esa rapidez con la que avanzamos y modificamos nuestro entorno, al igual que la rapidez con la que nos movemos de un lado a otro, consiguiendo causar una sensación de caos.
Es interesante la diferencia tan marcada que existe entre lo antropizado y lo natural, el contrapunto de todo lo que entendemos por carretera y naturaleza. Las carreteras funcionan mediante marcas viales, mientras que la naturaleza no necesita de ellas para seguir su rumbo. ¿Su similitud? Nuestra vida, está llena de indicaciones, pero nuestra naturaleza nos guía ayudándonos a seguir nuestro propio rumbo.
Aunque tengamos muchas posibilidades entre las que elegir, la dirección que escojamos nos llevará hacia nuestro destino que, por lo general, siempre será incierto.
