El último año todos perdimos pequeños momentos,
que no sabíamos que eran BUENOS MOMENTOS.
Ese rato camino al trabajo donde podías ser el artista del año.
Y conversar con amigos, sin internet.
Esos minutos camino al colegio, que eran solo de ustedes dos.
Esa levantada del sábado a las 3 de la mañana.
Que nunca era una molestia. Era un alivio.
O ese “¿cuánto falta?”, que a final de cuentas,
significaba que no te faltaba nada.
Cuando vuelvan los buenos momentos.
Vívelos en un Volkswagen.