La Amalia original

La inestabilidad de la pandemia nos alcanzó, dejamos el departamento donde vivimos y buscamos un lugar provisorio que nos acogiera. La casa de Amalia, mi abuela.  

Recuerdo poco de ella, descubro más cada día. Por sus anotaciones de cocina me inicié en la pastelería, ahora encontré sus pinturas y collages. Los admiro, tratando de entenderla, en especial el collage de flores colgado en el comedor desde siempre, sus recortes han cambiado de color hacia un verde viejo, las orillas se han levantado, se despegan entre ellas y el bastidor. 

Retrato su collage a través de la pintura, a la misma escala, en óleo. Investigo su naturaleza desde otra perspectiva, un nuevo código visual.

La segunda parte de la obra consiste en enfrentarlas. Al lado, abajo, en diagonal. El fondo cambia según donde las queramos ver, otra pared, sin pared, sobre sillas en el paisaje. Pintarla amplía sus posibilidades de montaje, donde va una va la otra. Ubicadas en su origen y en un nuevo lugar, logran una dualidad temporal-espacial. 

La propuesta trata la imagen desde un cuestionamiento hacia ella, hacia lo que transmite y la facilidad que tiene para salirse de su formato, mutar y ampliarse logrando distintos entendimientos.

Agosto 2021